martes, 11 de noviembre de 2008

Un gol de Zuli y el cielo se vino abajo...

Il Napoli volvió a sonreír contra un rival directo en la lucha por la salvación.
Arrancamos con Hernán al arco, Chino y Ricky en el fondo, Mono, Lelio y Diego C en la zona de volantes y Alfagol haciendo dupla ofensiva conmigo.
Desde el inicio del juego tuvimos la iniciativa y la firme intención de ganar. En la primera jugada de riesgo Diego C reventó el palo derecho del arco rival con un potente remate que no se veía en él desde las épocas del colegio secundario. Mientras La Sangría solo se dedicaba a tirar pelotazos largos y demostraba poco despliegue físico, nuestro juego se basó en tocar por abajo a pesar del mal estado del campo de juego y tratar de aprovechar nuestra mayor velocidad. Fue así como en un rato generamos varias situaciones claras, la mayoría de ellas desperdiciadas por mala definición de quién escribe (más allá de un mano a mano que dio en el palo, hubo dos corridas con terminación defectuosa de mi parte). Ellos solamente se acercaban a cuentagotas y de no ser por la mala puntería hubiésemos terminado el primer tiempo arriba en el marcador.
Durante el descanso se presagiaba que algo raro podría ocurrir. Los rayos se entrecruzaban una y otra vez por el cielo plomizo de Baigorria y en el equipo se anunciaba el ingreso, entre otros, de Zuli como lateral-volante derecho.
Estaba claro que lo único que le faltaba al equipo era poder convertir y a partir de allí aprovechar los espacios que se pudieran generar. A poco de iniciada la etapa final una vez más el palo derecho dijo que no ante un remate mio tras centro de Mono y la impaciencia amagaba con empezar a convertirse en factor. Sin embargo poco después la apertura del marcador finalmente llegó. Al recibir en ¾ de cancha escucho un grito timido desde la derecha, por suerte reforzado por un tajante “a Zuli que está solo” venido desde atrás y al comprobar esa infrecuente realidad le paso la pelota a nuestro histórico 4, quien sin dudar definió arriba y fuerte para desatar el grito alocado. Golazo! Su festejo mirando al cielo ya pasó a ser una marca registrada en él pero también despertó suspicacias por lo ocurrido al ratito. No se sabe si por el simple hecho de haber convertido el gol o porque sus dedos apuntando al cielo más que una clase de festejo fue una orden para vaya uno a saber quién, sobre el predio de la LB se desató una feroz granizada que obligó a todos a refugiarse donde pudieramos. Peor aún, los que habíamos llevado auto corrimos en busca del mismo para evitar cualquier daño mayor. Quién escribe tuvo que salir raudamente en dirección a la ruta (todos los árboles estaban “ocupados”) y recién pude encontrar un resguardo en la entrada de una casa de nuestra vecina localidad. La pedrea menguó al poco tiempo y mientras reja de por medioa la dueña de casa intercambiaba anécdotas meteorológicas conmigo, en el predio se reanudaba el encuentro y yo me dispuse a retornar. En ese lapso el Mono estrelló un cabezazo en el travesaño (según me contaron posteriormente) y apenas llego veo desde lejos nuestro 2º gol, obra de Diego C. Sobre el final el Alfa me deja su lugar y viendo que el equipo contrario se había regalado en defensa, no tardo en llegar el 3º y definitivo. Tras gran centro de Mono la toqué a un lado del arquero de porte abundante y pude desquitarme de los goles errados en el primer tiempo.
Pasó el penúltimo partido del Napoli y con él un susto importante por las consecuencias que la tormenta pudo haber dejado. Viendo lo ocurrido, tendrá Zuli el famoso celular de Dios?

1 comentario:

Anónimo dijo...

gran relato del gol de zuliani!! flojo el Alfagol en no documentar semejante hazaña!!!
grande zuli!!!!