... aunque hay mucho para mejorar (parte 1)

Terminando la frase con la que me despedí raudamente del campo de juego, y que ha sido correctamente utilizada como resumen de nuestro primer partido, me dispongo a compartir con ustedes la principal sensación que me queda luego de nuestro triunfo: la dimámica del F8 obliga al equipo a tener una idea de juego mucho más elaborada y polifuncional de la que alguna vez intentamos tener en F11.

Il Napoli F11 se caracterizó siempre por ser un equipo con un idea de juego clara pero poco elaborada, dentro de la cual todos nos sentíamos cómodos y sabíamos perfectamente, aunque si bien en muchas ocasiones no alcanzase, lo que se esperaba de cada uno y hasta donde podíamos dar: una línea de 4 con oficio pero nula proyecciòn y/o vocación ofensiva que salvo excepciones revoleaba la bocha como podía; un 5 recuperador, fundamental para el equilibrio del equipo; dos volantes con más despliegue que juego, o viceversa, según pasaron los años, que abastecían a un 10 y un extremo desequilibrantes y un 9 expectante de las opciones que estos le generaban. La frase "Nunca aprendimos a jugar en equipo" varias veces escuchada en el impasse mientras el equipo no tuvo competencia, puede resultar propicia para explicar el plus que no conseguimos a lo largo del tiempo pero también indica que nunca tuvimos la necesidad cierta de cambiar ya que logramos nuestros valorables éxitos aplicando dicha receta.

El desafío consiste en romper estos moldes, en animarse a una polifuncionalidad pocas veces experimentada (el defensa que pasa al ataque y desborda, el habilidoso que baja a hacer un relevo ante el peligro en el area propia, el arquero que mete un pase gol con un saque de meta preciso, el volante aguerrido que enfrenta al arquero rival o se encuentra con en una inmejorable oportunidad para rematar...), en aprender a adaptarse a situaciones o posiciones cambiantes jugada a jugada.

El desafio también pasa por mejorar en lo físico, porque con estas dimensiones es más facil reducirle los espacios al rival habilidoso, en auxiliar a un compañero que ha perdido el balón, en escalonarse en la marca... pero es más difícil generar los espacios en campo rival sin acompañar las jugadas, sin ese pique al vacío o en busca de la pared, sin arrastrar las marcas para que se abra la defensa rival o sin la precisión que se requiere para jugar de primera. Se requiere un despliegue importante, un ida y vuelta permanente y una constante concentración en el juego que hacen casi imposible desentenderse del juego por un rato para recuperar aire.

En la segunda parte de este posteo, intentaré brindar mis apreciaciones sobre ciertos aspectos tácticos y estratégicos más especificos que nos dejó el encuentro.